SUSANA DE CRUYLLES, psicóloga clínica.
Formar entre todos
Felipe, 12 años, espera a cruzar un paso de cebra para ir al colegio. Pasan varios coches hasta que uno se detiene. ¿Qué hará cuando sea adulto?, ¿pasará de largo, como ha visto hacer a varios conductores, o parará?
Se tiene la sensación de que la educación está en tierra de nadie o en tierra de todos. Las nuevas familias han conseguido que el reparto de tareas se haga dentro y fuera de casa. Esto hace que, al final, los niños sean educados entre muchos y entre nadie, y, a veces, se da por sentado que aprenderán solos y bien. Es algo muy arriesgado, porque puede llevar a una ausencia de normas y, por consiguiente, a una falta de educación, que a la larga se echará de menos cuando se sea adulto. La norma hace al niño y a la persona, ordena las emociones, los impulsos y, también, el pensamiento. Es la base del respeto entre los seres humanos, y cuanto antes se aprenda, mejor. Ahora bien, ¿quién tiene que educar y poner normas?: ¿padres?, ¿profesores?, ¿ciudadanos? ¿gobemantes? La respuesta es fácil: todos. Dentro de casa, las familias necesitan tener reglas claras, que cumplan todos sus miembros, esto crea armonía y orden. Si desde un primer momento se dedica tiempo y es-
fuerzo a establecer normas, y a hacerlas cumplir, se está educando a largo plazo, para siempre. Esto hará que desde los colegios sea más fácil construir la educación y los valores del niño, como complemento a las familias. También el ciudadano y los gobiernos han de pensar que, sin darse cuenta, son ejemplo para los pequeños: respetando las normas viales, las colas en el cine, hablando con propiedad a los que nos atienden, etc. ¿Cuántas veces se ha visto a un niño haciendo cola para comprar el pan y ha llegado algún cliente con prisa que ha pedido antes que él? Si respetamos la cola que hace un pequeño, o le dejamos cruzar en un paso de cebra, este, cuando sea adulto, respetará las normas y se detendrá en los cruces ante cualquier peatón, sea adulto o no. En mayor o menor medida, todos somos modelos para los niños, y todos podemos educarles desde cualquier posición en la que estemos: padre, profesor, amigo, conduciendo un coche o como vecino. Sí, es posible y necesario educar entre todos. l)
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